CONDUCTORES SUICIDAS.(Testimonio para prevenir de la BioNeuroEmoción)

 Dice Sabina en su canción "Conductores suicidas", que "muerta la amistad sabe igual que el fracaso". Puedo afirmar que es absolutamente cierto sobre todo cuando se trata de una amistad de 25 años sin la cual mi infancia y adolescencia no habrían sido las mismas.

La primera señal, que sin duda la pasamos por alto, fue poco después de la muerte por cáncer del suegro de mi amiga. Nos vimos en persona y estuvimos los cuatro (ella, su marido, mi chico y yo) discutiendo sobre el cáncer. Ellos decían que la quimioterapia había matado a su padre y que era lo peor, y que ellos no recomendarían a nadie tratarse con quimioterapia.

Un tiempo después, hablando por teléfono (vivimos lejos la una de la otra), mi amiga me dijo que se había entusiasmado con una terapia nueva y que ella quería ser de las primeras en aplicarla a los animales. Yo la animé a ello sin saber nada de la terapia y mi chico le pidió que se asegurase de que la terapia estaba comprobada y tenía buena base científica. La siguiente vez que hablamos, me dejó caer que un perro tenía otitis porque su dueño no sabía escuchar. Aquello ya me sonó muy estúpido, pero no me preocupé. Simplemente lo dejé estar y no le dije nada.

Pasaron unos meses, y entonces todo empezó a suceder muy deprisa: tanto ella como su marido empezaron a poner cosas muy extrañas en Facebook. Hablaban de cosas absurdas, con palabras absurdas, sectarias y totalmente impropias de ellos: "Es que tú piensas rojo, dices verdes y haces amarillo", "Dios no es un señor de barba que vive en la quinta galaxia a la izquierda", "yo te bendigo", "si no eres capaz de defender tu paradigma no te respeto, y no hablo con personas que no merecen mi respeto, así que ni siquiera leeré tu próximo comentario", "tú me dices eso porque yo lo he pedido", "hoy he visto a Fulanito y me ha recordado a mi perrita, lo cual demuestra que el tiempo no existe", "he tenido un momento santo", son mensajes de los que ponían. Pero además, los ponían sin ton ni son. Recuerdo que pusieron un post de holografía que sonaba a chino, dije que no entendía ni una palabra (y era sincera) y me dijeron que entonces no sabía nada de sus vidas de los últimos meses, que estaba equivocada (??) y que si bla, bla, bla sobre que somos dioses y qué sé yo. Me quedé patidifusa por aquel discurso memorizado que ni aun ahora sé a qué vino. Sólo puedo aventurar que están tan eufóricos con sus nuevas creencias que las sueltan al primero que pillan, sin que hagan falta excusas.

Lo de no ser capaz de defender su paradigma se lo dijeron a mi chico, quien afirmaba que la ciencia se equivoca a veces y que las teorías pueden ser refutadas por nuevas teorías. Para ellos, decir que la ciencia se equivoca es no ser capaz de defender su paradigma. Además, como en lenguaje coloquial decimos mucho “Dios mío” y cosas así sin ser creyentes, nos dijeron que no éramos coherentes y que no hablaban con personas no coherentes. Mi chico no le dio importancia; yo me enfadé por la soberbia de mi amiga y su pareja, y fue la gota que colmó el vaso. Decidí investigar sobre la Biodescodificación y empecé a ver como posesa vídeos de su profesor, Enric Corbera, en Youtube.

Cuando al cabo de cinco minutos de ver el primer vídeo escuché: "Es que tú piensas rojo, dices verdes y haces amarillo", se me dispararon todas las alarmas. Poco después, Corbera decía que Dios no es un señor de barba que vive en la quinta galaxia a la izquierda. Luego hablaba de bendecir, de paradigmas y de que todo aquello que vives es porque lo has pedido.

Eran sus frases, palabra por palabra, las que mis amigos repetían como loros y sin venir a cuento. Frases que nunca habían dicho, pensamientos inconexos que jamás habían sido de ellos, creencias sin fundamento pero en cierto modo atractivas y seductoras para la gente vulnerable.

 

La palabra me saltó a la cabeza como un resorte: SECTA.

 

Mi chico y yo unimos nuestras fuerzas y empezamos una labor de documentación ingente. En mi ingenuidad, pensé que llegábamos a tiempo y que mi amiga me escucharía, así que seguimos un procedimiento totalmente desaconsejable cuando alguien se ha metido en un grupo sectario: recopilamos información que demostraba sin lugar a dudas que lo que Enric Corbera decía era falso. Nos centramos más en la parte científica, porque la parte psicológica siempre es más delicada y más difícil de refutar. La ciencia, en cambio, es la que es y uno no puede inventarse interpretaciones sin caer en el error o la falacia. Pensamos que, si restábamos crédito a una gran parte de lo que decía Corbera, sería muy fácil que dudasen del resto. ¡Qué equivocados estábamos!

Finalmente, le envié un largo email a mi amiga explicándole los errores de Corbera. No es que yo supiera dónde estaban los errores. Yo apenas tenía ni idea de ciencia, y me llevó mucho trabajo buscar uno a uno los puntos que necesitaba esclarecer. Fui dura con ella y le dije que si creía en las patrañas de Corbera y continuaba su formación con él, ella también acabaría engañando a la gente. Le dije que, al igual que yo detendría a un niño que se quisiera lanzar con una capa roja desde el tejado, yo ahora la detenía a ella, diciéndole que las cosas no funcionaban así. Yo siempre había respetado sus creencias. Era mucho más mística que yo, pero lo respetaba porque era creencias suyas y las utilizaba para ella, pero no intentaba inculcárselas a nadie más y mucho menos pretender curar milagrosamente a la gente o a los animales. Si uno quiere estafarse a sí mismo, es su problema; si uno quiere estafar a los demás, ya es un problema social.

Resultó ser demasiado tarde. Ya estaba atrapada en el grupo, preparada para las críticas de los "no despiertos", como nos llaman. Ni siquiera leyó mis explicaciones, que tanto trabajo me costó recopilar. Simplemente, leyó el email por alto y llegó a la conclusión de que yo era una sabelotodo que intentaba demostrarle mis conocimientos (conocimientos que yo NO tenía, como expliqué arriba), y que si no creía en su terapia no creía en ninguna otra y que “por tanto” me había estado riendo de ella toda la vida. Non sequitur, pero qué más da.

Me llamó por teléfono, me dijo todo esto y acabamos más o menos bien, más que nada porque desvió la conversación por derroteros que yo no sospechaba y casi me vi disculpándome por cosas que nunca he hecho, como reírme de su acupuntura. También pareció una batalla de a ver quién sabía más y quién había leído más libros, porque se vio impelida a contarme todo lo que leía, lo mucho que sabía y cuántos autores conocía de los que yo no había oído hablar. Fue una conversación absurda la cojas por donde la cojas, pero al menos hablamos en buenos términos. También me dijo que era antivacunas. Por alguna razón, los que se creen una patraña se las creen todas, pierden la capacidad de distinguir la realidad de la ficción.

Una de las cosas que sí pude decirle fue que qué era eso de escribir en su blog que, si alguien se oponía a tus sueños, te alejases de esa persona. La llamaba “robasueños” (palabra que, por supuesto, proviene de Enric Corbera). Decía que era mejor alejarse porque, en cuanto te dicen una cosita en contra de tu sueño, tienes dudas y eso es malo. Así que lo mejor es alejarte y así no dudas nunca. Le di a entender que eso era una barbaridad y de nuevo, haciendo una conexión con poca lógica (¿qué le pasa a la lógica de los corberianos, que desaparece de un día para otro?), me dijo que lo había escrito porque una chica tenía problemas con su pareja y al “tomar conciencia” de ellos, su perra, que estaba paralizada por un accidente, se había levantado.

Entonces recibí un email de su marido. Sólo necesité mirarlo, ver la primera frase, bajar el scroll para ver la longitud y ver de casualidad una segunda y tercera frases, para sentir la sangre hervir en mis venas, la rabia consumirme y las lágrimas aflorar a mis ojos. Nunca lo leí entero. Mi chico quiso leerlo antes de que yo lo borrara. Me pidió que le dejara contestarle, a lo que respondí que ni hablar: esto es algo entre mi amiga y yo, y el primer error lo cometió ya su marido inmiscuyéndose. No iba a dejar yo que mi chico continuara con ese sinsentido.

Recuerdo las tres frases que leí. Una era "he leído el correo en el que le dices a mi mujer que se ha metido en una secta y.... jajajajajaja". Otra era: "¡NO DES TU OPINIÓN SI NO SE TE PIDE!", y otra: "Deberías admirar y aprender más de ella".

La primera frase, bueno. Se burla de mi opinión, o le parece divertida, eso no me afectó apenas, aunque al ser la primera frase ya me sirvió para darme cuenta de que no me habían hecho ni puñetero caso, con el trabajo que me costó escribir ese correo para demostrarles que se estaban riendo de ellos.

La segunda frase me dolió mucho. En primer lugar, si alguien tiene que decirme una cosa así, es mi amiga; en segundo lugar, yo pensaba que una amistad de más de veinte años me daba, si acaso, el derecho a intentar advertir a mi amiga de que está cometiendo una estupidez, de que se están aprovechando de ella y de que, en consecuencia, ella está engañando a la gente. Me viene a menudo a la cabeza la escena de Flashdance, en la que la protagonista saca a rastras a su amiga del burdel en el que se metió, sin pedirle opinión ni nada, "porque es su amiga". Por lo visto, eso a mí no me está permitido, y para mí es una de las mayores demostraciones de amistad que pueden hacerse.

Y la tercera frase me hizo llorar tanto o más que la segunda. Porque mi amiga siempre ha sido muy especial para mí, siempre la he admirado, siempre la he apoyado, la he animado a perseguir sus sueños. Y justo ahora es cuando he perdido eso, cuando se ha metido en una basura en la que no encuentro nada que admirar, y sólo siento pena y preocupación por ella. Y me duele perder lo que tenía. Pero más me duele darme cuenta de que no merezco el menor crédito para ella. Ella "me bendice". Ella considera que cuando intento enseñarle algo, le estoy dando "toques de atención". Ella cree que sólo Corbera le enseña algo.

En Facebook suele haber citas que se comparten hasta el infinito y más allá. Había una que decía: "¿Eres de las personas que con nueva información es capaz de cambiar de opinión?". Con gran euforia, en mayúsculas y entre muchas admiraciones, ella escribía debajo que sí, que lo era. En mi correo, le decía que me preguntaba si eso lo había dicho en serio, o si se refería sólo a información "que le gustase". Está claro que ya tengo la respuesta.

No queda mucho más que contar. Continué en mi actitud errónea de querer mostrarles que estaban metiendo la pata hasta el fondo, y puse en Facebook muchos mensajes y noticias que les haría sentirse aludidos: la inefectividad del reiki, los daños que causan los antivacunas, las tonterías infundadas que se dicen sobre física cuántica... Hasta que me bloqueó, como era previsible, y rompió todo contacto conmigo.

No busqué retomar el contacto. Entendí perfectamente que ahora yo soy su robasueños. Y no quise cambiar su percepción porque así es: si su sueño es la Bioneuroemoción, yo soy una piedra en su zapato. Porque cuanto más leo y escucho sobre esta pseudoterapia, más preocupante, infundada y degradante me parece. Que alguien pueda escuchar que una mujer tiene la culpa de que su hijo se haya muerto de leucemia y no se inmute me parece equivalente a decir que una mujer por no llevar medias puede provocar una tormenta (motivo por el que quemaron a la última “bruja” de la que hay constancia).

Brujerías no, gracias. Si un día mi amiga “despierta”, la recibiré con los brazos abiertos. Pero mientras siga sumida en la ignorancia y el autoengaño, yo seré su “robasueños”. Lo asumo y lo aplaudo.

 

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