DE COMERCIAL EN PSEUDOTERAPIAS,TERMINÓ SUICIDÁNDOSE

Se llama Almudena, es una madre de familia española y  hace bastante tiempo que colabora con RedUNE. Son varias veces los que ha roto su silencio. Recientemente por medio de una Red Social ha vuelto ha denunciar los padecimientos de su familia: “una historia real, trágica y muy triste de cómo las pseudoterapias te destrozan la vida y por qué son tan peligrosas”, escribía. En este caso, la víctima directa fue su hermana, quien terminó suicidándose a sus 28 años.

Dos son los factores que movieron a esta decisión valiente de Almudena para difundir su testimonio. Por un lado, la campaña que se hizo en España el pasado 19 de julio, mediante la cual varias asociaciones y profesionales advertían sobre el auge –y los peligros– de las pseudoterapias, normalmente encuadradas en el entorno de la New Age. Por otro lado, lo que ha vivido en años recientes Patricia Aguilar, una joven española quien desde su adolescencia comenzó a ser captada y manipulada en Internet por un líder sectario peruano.

 

El origen de todo

Almudena cuenta en presente la historia de su hermana, María (imagen adjunta), quien a los 26 años “tiene estudios, trabajo, familia, amigos... y un marido encantador”. Pero también vivía, señala, con una fragilidad: la depresión. Realidad que arrastraba desde la adolescencia, pero que en algunos períodos había superado con medicación y psicoterapia.

Sin embargo -dice Almudena- llega un momento en que “los ataques de ansiedad y angustia son cada vez más frecuentes, la depresión se complica y su matrimonio se va al garete. Esto añade más inestabilidad y el cuadro se agrava. Ya no puede trabajar ni hacer vida normal”. El proceso es muy duro para ella y para su familia, añade; complejidad que se suma a los efectos secundarios del tratamiento, difíciles de sobrellevar.

Y entonces llega el punto de inflexión. Almudena cuenta que “un día, como por casualidad, recibe la llamada de una antigua compañera de instituto. Nunca fueron amigas, pero ahora que María se siente tan sola y desubicada, accede a quedar y charlar. Y María siente que ha encontrado un ángel. Esta chica, Pilar, se convierte en su sombra”.

En un primer momento todo parece positivo y fácil, como si la vida por fin le sonriese a María. Además, Pilar “le presenta a nuevos amigos, que acogen a María llenos de amor y buen rollo. Todo maravilloso”.

 El ingreso en “lo alternativo” 

 
Tras meses recibiendo un “bombardeo de amor” (término utilizado en el estudio de las sectas para la estrategia de captación por lo afectivo), este grupo introduce a María “en cosas que eran desconocidas para ella: que si unos masajes con piedras energéticas por aquí, que si infusiones por allá, aromaterapia, cromoterapia... Y María se asombra porque se siente genial”, relata su hermana Almudena, y agrega: No sólo eso, sino que comienza a hacer cursos y seminarios, porque ha descubierto que “el universo de lo ‘alternativo’ no tiene los efectos secundarios de la medicación, y que aprender sobre energías, chakras y demás en compañía de sus amigos le resulta más agradable que la psicoterapia”.
Sus nuevos amigos la convencen de que todas estas pseudoterapias New Age “la están curando y le han despertado la consciencia”. El paso siguiente es acudir a un gurú dedicado a las terapias alternativas, que forma parte de este grupo, y que practica reiki, constelaciones familiares, naturopatía, homeopatía… Por lo que, como afirma Almudena, su hermana “ya no sabe hacer nada sin consultar a este ‘dalai lama’ de barrio”.
 
La maldad La maldad de la manipulaciónde la manipulación

 
Luego, emplean la sugestión, los “cañonazos de motivación” y las técnicas de manipulación, que aciertan en sus objetivos de control pues María es una joven “en un estado psicológico de crisis”. Por eso, como bien señala  la hermana de esta víctima de la irracionalidad, “no entran por la razón. Jamás. Entran por el corazón. Te sondean, buscan tus ‘botones rojos’, tus debilidades y fisuras”.

Almudena lo tiene claro: se trata de “abuso de debilidad”, mediante prácticas que consiguen “alterar los esquemas cognitivos y afectivos de la víctima”. Teniendo en cuenta además que “los gurús y los falsos terapeutas se mueven por el puro amor al dinero fácil y al éxito (un éxito megalomaniaco y patológico). Necesitan sentirse especiales, únicos, todopoderosos. Y son capaces de todo. No lo hacen gratis. Nada los frena”.

María -denuncia su hermana Almudena- acaba convirtiéndose en una fanática, “obsesionada con convertirnos a todos, incapaz de recibir ni una crítica, repitiendo mantras como un loro, practicando rutinas raras de forma rígida… como si estuviera en un trance permanente. Llegó a tener la mirada vacía”. La experiencia de su familia es que “la persona a la que amabas ya no está, ahí dentro hay alguien extraño, ajeno. Es algo horrible, de verdad. Es la despersonalización”.
 
El  suicidio
 

Y así continúa la historia del desastre: “el gurú y su ‘familia cósmica de amor total’ no sólo no curaron a María. La llevaron a un precipicio fatal. María apareció muerta”. Se había suicidado “mi niña. Era mi hermana menor y mi niña. Yo muerta en vida, destrozada”, confiesa Almudena, con el corazón en la mano.
Además, revive en sus escritos de  una escena terrible en el tanatorio, ante el cadáver de su hermana: los “amigos” de María aseguran haber “contactado” con ella después del suicidio y que la han visto feliz: ahora ella es “el Ser, la Energía total”.


Descubriendo la verdad

Fue precisamente en el velatorio de su hermana, dice Almudena, cuando empezó a entender las cosas, poco a poco. “Vino de golpe mucha gente como uniformada, con idénticos maletines e idénticas insignias en las solapas. Parecían de una secta ‘moderna’. Muy raros”, escribe. También se fueron todos juntos. Y tenían interés en recuperar unos apuntes de la difunta.

Cuando regresó a casa, Almudena se dio cuenta de que su hermana “tenía un maletín como esos tíos raros. Era de una empresa americana. Había un contrato de distribuidora firmado por ella”, además de CDs, publicidad de productos “de una estética muy aparente”, etc. En cuanto al material informático, María “había borrado todo… se cuidó de hacer desaparecer muchas cosas”.

Así descubrió la realidad oculta tras el suicidio de su hermana; y que no era solo por una práctica de pseudoterapias… sino a consecuencia del oscuro vínculo con una secta comercial piramidal, una de las llamadas “empresas multinivel, una gran tapadera para la captación de incautos”, cuyo negocio millonario consiste en “las comisiones por el reclutamiento de adeptos”.


Una “nueva religión” comercial

Almudena necesitó miles de horas para estudiar lo que había encontrado y “comprender la estafa”: “toda esa basura de ‘la filosofía del éxito’ que se inyectan en vena todos esos sectarios era veneno puro”, señala. En todo este universo de lo alternativo y de los falsos productos milagrosos, “el producto es lo de menos. Es la pantalla”, y el enriquecimiento se basa en los materiales que hay que comprar y los cursos que hay que recibir, que “son un pozo sin fondo. Te arruinan”, tanto a nivel económico como psicológico.

En el esquema multinivel, “tú, adepto, construyes una pirámide de captados donde tú eres el vértice superior. Pero a la vez tú eres parte de la pirámide donde tu líder particular es el vértice. En este esquema de estafa, María era una ‘subalterna’ de la pirámide donde su gurú era el líder

Almudena destaca la importancia de la captación y motivación en estas empresas totalmente sectarias –muchas de ellas fundadas por mormones, explica–, que tienen “una visión religiosa muy particular” que propone un nuevo modelo empresarial: “el multinivel te hace libre y próspero, extiende el beneficio, te da libertad… es como entrar en una nueva tierra prometida de abundancia y crecimiento”.

De manera que el trabajo se convierte en la religión de la persona, del adepto. Así lo describe Almudena: “si tu líder dice ‘blanco’, tú no puedes dudar, es blanco y tú debes agradecerlo, edificarlo, apoyarlo a muerte. Es tu sacerdote, tu guía, tu todo… Si tu líder se propone subir de nivel, cuenta contigo y tú no debes fallar. Si necesita que captes a 100 personas para ello, lo haces”.

 

El desenlace

María murió en 2011. Y me sangra el corazón aún”, reconoce Almudena. Horas antes de suicidarse había escrito mensajes por teléfono “a sus ‘amigos’ de su ‘familia sideral’. A todos les pedía perdón por su inmenso error con unas palabras que sólo escribe alguien absolutamente derrotado en la vida. Como si mereciera la muerte. Espantoso. ¿Qué había pasado? ¿Qué error?”.

Resulta que María había firmado algo que no pudo cumplir, en uno de tantos contratos infantiloides que utilizaban en la secta comercial. “Y con ello perjudicaba a su gurú-líder, a los líderes supremos, a sus ‘amigos siderales eternos’ y a media humanidad de potenciales captados”.

De hecho, pocas horas antes de suicidarse tuvo una larga conversación telefónica con el líder máximo de la “empresa”. Y le llegó a contar su intención de suicidarse, a lo que el gurú no dio importancia -denuncia Almudena- pensando que no se atrevería. Por eso no dijo nada a nadie. Y María apareció muerta, por haberse dejado llevar por el delirio de una secta comercial.

Queda mucho por hacer en este campo, donde muchas instituciones abren sus puertas a los líderes sectarios por desconocimiento. Almudena señala que el gurú de su hermana “sigue su vida como siempre. Con su falsa clínica y sus falsas terapias”. Y así resume el desenlace de María: “por confiar en falsos tratamientos y falsos sanadores empeoró y llegó al abismo. Ser captada por una secta comercial fue su sentencia de muerte”.

 

 

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