Testimonio ex-adepta INNER MASTERY (Capitulo 3)

1.-Temerarias situaciones de peligro como “procesos sanadores”

Había brotes psicóticos en la inmensa mayoría de los retiros. Eran brotes psicóticos que el grupo interpretaba como verdaderos éxitos de sus procesos sanadores. En una ocasión yo estaba de apoyo de Carlos, tuvimos un caso crítico con un chico de 20 años. Carlos acabó la ceremonia a eso de las 3 de la mañana, lo cual causó problemas internos porque algunos pensaban que no podía acabar la ceremonia sin que todos hubieran bajado del viaje. Siempre había roces sobre cómo proceder en este punto. Carlos y yo nos fuimos a la cocina a tomarnos un chocolate caliente. Desde los ventanales de la cocina vimos de repente al chico desnudo en el jardín gritando fuera de sí, “El sol, el sol” y “Pinche Aracelli” (la novia con la que había cortada justo antes del retiro). Carlos no se inmutaba, y dice “no te preocupes, está en su proceso”. Una hora y media más tarde el chico seguía igual, pero nos vamos a la cama. Llevábamos una hora durmiendo cuando llama a la puerta otro compañero gritando “he visto a este chico desnudo en el jardín masturbándose sin parar. Por favor ayudadme”. El chico se había puesto muy agresivo cuando se acercaba a él. A las 9 de la mañana el chico seguía en el jardín sin bajar del viaje. Seguía desnudo, inmóvil y con una expresión colérica en su cara mientras seguía gritando “Pinche Aracelli. Pinche Aracelli!”. Hicimos la integración en el jardín para no perderle de vista. Nadie le prestaba atención salvo la cocinera. Yo tenía un mal presentimiento. En un momento dado, el chico saltó la verja y salió corriendo fuera de la casa. No había dormido en toda la noche, estaba drogado, desnudo y sin dinero y había desaparecido por la calle en el vasto espacio que rodea la casa. Le pudimos interceptar al cabo de mucho tiempo en la avenida a punto de coger un taxi. En su delirio empezó a decir que “yo le había embrujado” para robarle 1 millón de dólares. Estaba cada vez más agresivo y no hubo manera de convencerlo. Al final lo metimos en un taxi de camino a su casa. Este incidente me dejó muy conmocionada. Podría haber acabado en tragedia. Fue una gran irresponsabilidad meterle en un taxi sin más. No supimos nada más de él o si tuvo secuelas mentales tras el brote psicótico. Este episodio dejó huella en el grupo y dio lugar a una variedad de reacciones, algunos expresaron malestar sobre cómo se había gestionado pero la mayoría se contentó con la “interpretación” de siempre: “forma parte del proceso”.  A mí me sacudió muy profundamente y llamé a Varela para contarle lo ocurrido. Él me contestó tranquilamente. Citó a Jung diciendo: “La locura colectiva del grupo anidó en este chico que la absorbió toda. Había sido un proceso muy hermoso porque este chico lo canalizó y drenó para todos” Yo me tranquilicé con esta explicación y no pensé más en ello.

Muchos incidentes estuvieron a punto de acabar en tragedia. Lo que hacíamos era una gran irresponsabilidad.

Recuerdo también el caso de un hombre de unos 70 años que me impactó. Era alcohólico y llegó al retiro con el síndrome de abstinencia. Tomó todas las sustancias que se le ofrecieron. Hay que recordar que no hay nunca un médico presente en los retiros sólo a través del Whatsapp. La integración la realizaba Varela ese día durante la cual el hombre tuvo lo que podía parecerse a una ataque epiléptico, no podía respirar, echaba espuma por la boca y tenía la ojos en blanco. Ante esto Varela, abandonó la sala y no se le volvió a ver en todo el retiro. El hombre se tranquilizó al cabo de media hora y lo metimos de nuevo en una ambulancia sin más. El trauma que sufrió el grupo ante este nuevo incidente era bloqueado de manera inconsciente.

2.-Bufo Alvarius: estalla mi despersonalización

Yo seguía sin embargo con mi luna de miel entre ceremonia y ceremonia. Había hecho una muy buena amiga, Marta, que se llevaba también muy bien con Carlos.  Había roces constantes dentro del grupo, pero formaban parte del “proceso de sanación” del que no se desconectaba nunca. Carlos y yo éramos los confidentes de Varela, yo le mandaba cartas para ponerle al corriente de estos roces y de cómo estaba cada uno. Yo había dicho desde el principio que solo me interesaba trabajar con la ayahuasca. Al final, presionada por un compañero que me instaba a “superar los bloqueos”, accedí a probar el Bufo Alvarius, que es la sustancia más poderosa que existe, pierdes la consciencia inmediatamente durante cinco segundos. Me decían siempre que yo era muy controladora, muy mental y que confiara. Carlos me había preparado una sorpresa, quería darme un “Gran regalo” haciéndome probar el bufo en una sesión privada. Varela a pesar de llamar “adicto’ a Carlos le vendía la droga. Vendía drogas a todos los miembros de IM. Una vez Sergio introdujo otra droga llamada “samadi” en la comuna, era una droga muy popular en México. Cuando Varela se enteró, montó en cólera llamándonos “niñatos drogadictos”. De una manera muy autoritaria, nos prohibió introducir cualquier sustancia del exterior a la comuna. Solo se podían consumir sus “medicinas”, lo demás eran drogas y estaban prohibidas. Yo tenía mucho miedo, pero confiaba y al mismo tiempo me autosugestionaba para poder controlar la sustancia. No perdí el conocimiento, solo sentí paz y luz. Yo acabé probando de todo (salvo el Yopo). Había una fuerte motivación económica detrás de esta exploración ya que solo se podía facilitar ceremonias de una sustancia – y ganar así más dinero – si la habías probado. Probé el kambo, la llamada vacuna, que dicen impide caer enferma durante un año. Yo caí enferma con serias infecciones al abandonar el grupo pocos meses más tarde. Yo seguía teniendo “procesos”. En una ocasión estaba tumbada en la cama sin haber consumido drogas cuando de repente tuve un ataque de histeria, lloraba y reía de manera descontrolada y toda a la vez. Me decía a mí misma “nada tiene sentido, ¿qué es lo que tengo que sanar? Mi despersonalización estaba estallando. Estaba hipersensible y en plena catarsis. Carlos asistió a esa escena impasible y al acabar mi ataque solo acertó a decir: “Guau. Qué hermoso ver esto. Se te está desinstalando el programa”. Le escribí entonces una carta a Varela sobre lo ocurrido que me respondió diciendo: “Tu liberación ha llegado”.

Varela, a pesar de llamar “adicto’ a Carlos, le vendía droga. La vendía a todos. Una vez Sergio introdujo otra droga en la comuna. Cuando Varela se enteró, montó en cólera llamándonos “niñatos drogadictos”.

                                              

 

Desarrollé una ansiedad rampante que ahogaba con las drogas. Me convertí en una adicta al rapé. Tomaba hasta 5 veces al día. La nariz “se me atascó”, no podía respirar.

3.-Esto no es espiritualidad, me drogo para escapar

El punto de ruptura clave con el grupo fue cuando Carlos de manera sorpresiva me anuncia que se vuelve a Uruguay para volver con su ex Susana. Carlos era una persona con mucho conflicto interior, con una personalidad escindida y una vida anterior compleja. Había sido campeón de ajedrez y entrenado en la modalidad de natación para participar en los juegos olímpicos. Hablaba de sus padres poco y cuando lo hacía, lloraba. Yo le sacaba su verdadera personalidad con respecto al programa del que le decían se debía sanar. Durante el último retiro juntos, yo lloré mucho, aunque estaba muy cariñosa con él intentando aceptar su partida. Cuando acabó el retiro, nos fuimos juntos en bus a la ciudad, yo iba a casa de mi madre y él al aeropuerto. Lloramos durante todo el trayecto desconsolados mientras nos decíamos que nos amábamos. Nos despedimos y yo me quedé muy trastocada. Él era un ancla para mí y un pilar básico dentro del grupo. En su ausencia me uní más a Marta que tenía 32 años y era una persona muy maternal. Empezamos a compartir habitación. Ella se convirtió en una roca emocional para mí, pero en paralelo yo sentía mucho vacío con la partida de Carlos. Desarrollé una ansiedad muy acusada que yo ahogaba con las drogas. Me convertí en una adicta al rapé porque acallaba mi mente. Tomaba hasta 5 veces al día. Llegó un punto que la nariz “se me atascó”, no podía respirar. Una noche sirviendo de apoyo a Marta no pude aguantar más. Durante la ceremonia me fui a la habitación a tomar ayahuasca. Tomé mucha porque tenía una ansiedad rampante. Volví a la sala y de repente, a los 15 minutos sentí el efecto (normalmente la ayahuasca tarda 1 hora en subir). Hice un esfuerzo sobrehumano para ayudar a Marta a repartir las dosis entre los participantes y cuando acabé me fui al cuarto. Estuve allí 4 horas sola, drogada. Recuerdo que me miré metafóricamente al espejo y me asustó darme cuenta del lugar desde donde actuaba. Esto no es espiritualidad. Me drogo para escapar. En ese momento toqué fondo. Lloré y lloré. Me hice entonces dos preguntas a mí misma: 1) ¿Quieres seguir en este camino de drogas? La respuesta fue “No”. 2) ¿Sigue siendo mi camino la psicología? La respuesta fue: Sí. Pude ver mi alma, mi verdadero yo y decidí entonces no volver a tomar drogas. Lo hablé con Varela que me ofreció colaborar como psicóloga con la Escuela Consciente que acababa de fundar.

Estuve allí 4 horas sola, drogada. Esto no es espiritualidad. Me drogo para escapar.

 

4.-Hija mía, estás en una secta …

Poco después cumplía 26 años y volví a casa de mi madre para celebrar mi cumpleaños en un restaurante con toda mi familia. Esa noche les anuncié que “había decidido dejar las sustancias” y que iba a estudiar un máster de “constelaciones familiares” (que era algo que usaba mucho Varela en los retiros). Mi madre me escuchaba emocionada, y en un momento dado, se derrumbó y me confesó que estaban consultando un psicólogo especialista, mi padre y ella, y que sabían que yo estaba en una secta. Esas palabras me dejaron en estado de shock porque utilizaba la palabra secta y vi que mis padres, que no se hablaban desde hacía una década, estaban en contacto y se preocupaban por mí. Fue algo intuitivo. Vi que mi madre había visto algo que yo no había visto. Fue en ese momento cuando decidí que no solo dejaba las sustancias, sino que abandonaba el grupo también. Había decidido que quería seguir en la psicología y estudiar “Constelaciones Familiares” fuera de Inner Mastery. Escribí al grupo de Whatsapp para comunicarles mi decisión. Les escribí un mensaje “muy bonito”, dándoles las gracias por todo. Eran mis amigos, mi gente. Escribí un mensaje por separado a AV dándole las gracias personalmente y proponiendo vernos por Madrid en algún momento. Yo seguía pensando que todo era maravilloso en IM. AV respondió con un sobrio icono de “OK”. Mi partida inspiró a Marta para contemplar la suya propia. Tenía una relación con un chico fuera de IM. Ella estaba perdida y empezó a dudar también. Yo era la única a la que veía fuera de la comuna y en uno de nuestros encuentros me enseñó una captura de pantalla con un comentario que había hecho AV sobre mi despedida. Decía algo así como: “Los niños del epicentro (de México) al final se fueron. No estaban listos para madurar y volar. Lo que hace la inmadurez emocional …” Yo hasta entonces tenía a AV idealizado por lo que me impactó mucho el tono despectivo del mensaje. Ya había salido gente antes del grupo. Mucha gente acabó muy perdida pero una vez que sales ya no existes para el grupo. 

“Los niños del epicentro al final se fueron. No estaban listos para madurar y volar. Lo que hace la inmadurez emocional …” Yo tenía a Alberto idealizado. Me impactó el tono despectivo de su mensaje de despedida.

                                                       

                          

Al salir de la secta tuve dos infecciones severas. Era ansiedad y desubicación vital. Tuve una sesión catártica con el psicólogo que me abrió los ojos sobre muchas cosas que yo asumí como normales en IM.

5.-Saliendo de la secta – Quién soy yo … pero quién soy yo …!?

Con mi salida de IM, yo cerraba una etapa de mi vida y me mudaba a España para vivir con mi padre y proseguir mis estudios. A la semana de salir tuve dos infecciones muy severas en la garganta y en el estómago.  Empecé a sentir ansiedad aguda por la desubicación que experimentaba. Mi estado mental era raro, era como si mi mente flotase, me sentía insegura sobre mi personalidad … No había cortado completamente con lo anterior. Seguía hablando con mis amigos de dentro. Una vez al hablar con uno de ellos, me enfadé por primera vez. Me dijo: ¿No crees que en realidad al salirte estás ofreciendo resistencia a tu verdadero proceso de sanación

Había vuelto a Madrid y mi padre me decía que tenía que buscar un trabajo para tener una rutina y desintoxicarme de lo anterior y volver así a mi verdadera personalidad. Yo sin embargo quería ir más rápido, estudiar y empezar mi nueva vida yaYo había vuelto a España un 31 de diciembre. El 9 de febrero siguiente tuvimos la primera reunión con el psicólogo especialista. Fue una intervención de 5 horas. Esta reunión fue extremadamente emotiva y catártica para mí. Me hizo abrir los ojos sobre muchas cosas que yo asumí como normales, por ejemplo, la falta absoluta de privacidad en IM, la hipersexualización de la hija etc. El psicólogo me dijo que tenía que tomarme un tiempo para descontaminarme de la programación de la secta. Me recomendaba dejar de escuchar la música que ponía en las ceremonias, olvidarme de las lecturas de psicología o espirituales y cortar todos los lazos con las personas de IM. Me animaba a estudiar lo que quisiera, pero tomando esa decisión desde otro lugar, cuando estuviera más centrada. Confié en él y dejé mis lecturas espirituales, pero me enfadó que me dijera que cortara la comunicación con Marta que acababa de salir y necesitaba mi apoyo. Después de la intervención nos fuimos a tomar algo. Pedí una copa de vino tinto y me emborraché … con una sola copa. Tenía tanta ansiedad y estaba tan a flor de piel que tenía hipersensibilidad hacia cualquier sustancia o situación emocional. El psicólogo me dijo que no consumiera alcohol durante 3 o 4 meses. Empezaba la terapia semanal poco después.


Conseguí un trabajo de camarera, un trabajo que me venía muy bien porque no era mentalmente exigente. Entre tanto, no fui capaz de seguir todas las consignas del psicólogo y me puse en contacto con alguien de IM en Madrid que me vendió un frasco de rapé. Era como una adicta y esnifaba en el baño de la cafetería. Me hacía sentir bien a mí misma diciéndome que al menos no era una sustancia psicodélica como la ayahuasca. Pocos días después de empezar el trabajo, salí a pasear y allí en mitad del campo me rompí. Lloré furiosamente ante mi vacío existencial y la ansiedad rampante que me acompañaba a diario. Me preguntaba a mí misma… ¿Quién soy yo? ¿Pero quién soy yo!? Yo era una persona sociable y desde que había vuelto a España no me relacionaba con nadie, me costaba mucho conectar con mis amigos de los 17 años … ¿Me planteaba, si seguir o no con la espiritualidad? ¿Si estudiar constelaciones familiares o psicoanálisis? … ¿dónde estaba mi criterio? Tal vez me estaban convenciendo mis padres de algo que no era tan malo al final … Al volver a casa, compartí mi estado mental con mi padre y su mujer. Se dieron cuenta en ese momento hasta qué punto estaba perdida. Me sentí apoyada y arropada. Mientras tanto yo seguía hablando a escondidas con Marta, pensando a veces que tal vez me debería haber quedado en la Escuela Consciente. Marta estaba fuera ya también, pero ella no estaba siendo tratada por un psicólogo para procesar y entender su experiencia en la secta. Fue en este proceso cuando Carlos retomó el contacto conmigo para decirme que: “se había dado cuenta que necesitaba lo que había pasado para sanar y que Susana era una gran maestra”. AV le había dicho que yo representaba la libertad y le impulsó a ponerse en contacto conmigo. Yo hablaba con él, pero me removía muchísimo por dentro. Estaba muy perdido, me decía que él y yo podíamos hacer ceremonias juntos y que no necesitábamos a IM. Fue ahí cuando me di cuenta de que yo estaba ya en otro nivel. Le puse límites, le pedía que me dejara tranquila, pero él continuaba buscándome … Lo tuve que bloquear y cortar todo contacto. 

 

 6.-Mentes colonizadas: adicción psicológica y bioquímica del cerebro alterada 

Por lo menos había desaparecido en mí la paranoia de volver a IM, yo seguía con la terapia, pero las cosas seguían sin ser fáciles en el día a día. Yo tenía hipersensibilidad y lloraba todos los días de camino al trabajo. No era capaz de conectar con nadie, mi mente no estaba en su sitio. La bioquímica de mi cerebro había sido brutalmente alterada y no podía concentrarme, retener mucha información o anclarme al presente. Mi mente iba y venía entre recuerdos que no podía controlar. Me despidieron como camarera, trabajo para el que yo no valía. Lloré durante 2 horas seguidas por la inseguridad que me creó ese despido, no valía ni siquiera para servir mesas. El apoyo de mi padre fue clave durante esa época. También lo fue el ejercicio y encontrar otro trabajo. Empecé a trabajar en una heladería que era más fácil que el trabajo de camarera, aunque seguía aterrorizada porque me costaba conectar con la gente. Además, sentía que perdía el tiempo. Mi padre me tranquilizaba y me decía que me estaba fortaleciendo y preparándome para estar mejor y tomar decisiones. La terapia semanal movía muchas cosas en mi interior lo que me dejaba muy sensible emocionalmente.

Ese verano fui a África a trabajar con una ONG durante 3 semanas. Fue entonces realmente cuando dejé de leer psicología y de pensar en el futuro y mi proceso se aceleró. Al cabo de 5 meses de terapia empecé a tener más claridad y decidí que no iba a estudiar Constelaciones familiares. Decidí que iba a  estudiar un máster en “Espiritualidad transcultural” y que me quiero dedicar profesionalmente a ayudar a ex adeptos de sectas.  Empecé a mejorar poco a poco. Fuimos a Mallorca con mi madre de vacaciones y vi a una amiga de toda la vida. Recuerdo que me sentí muy insegura. Yo me había alejado de todas las amigas de siempre porque las consideraba banales y nada espirituales. Esta amiga por un lado me recordaba mi verdadera personalidad y me ayudaba en mi proceso de “reconstrucción de mi yo” pero al mismo tiempo me confundía mucho.

Poco antes de irme a África, me enteré de que Marta había vuelto a IM. Fatídicamente, la buscaron cuando ella estaba vulnerable tras la ruptura con su pareja. Yo estaba sola en casa cuando Marta me lo comunicó por teléfono. Recuerdo que me “dio un ataque” y no pude dejar de llorar durante horas. Tuve que colgar después de decirle atropelladamente que “me llaman, te tengo que dejar”. Yo le había hablado de mis sesiones con el psicólogo y lo que había entendido rápidamente sobre IM y su carácter sectario pero me di cuenta entonces que nunca me había escuchado de verdad y de que su mente estaba ya colonizada. No había nada que hacer. Llamé entonces a mi padre para desahogarme. Odiaba a IM y sufría de la impotencia de ver que, como Carlos, el futuro para ellos se había evaporado. Me di cuenta por primera vez entonces que no me hacía bien hablar con Marta. Dejamos de hablar durante un par de meses. Quedé una vez con Marta cuando ella llegó a España para estar en la comuna de Madrid. Me había propuesto seguir las pautas aprendidas durante la terapia: no mencionar la palabra secta, recordarle sutilmente cosas de su vida anterior que ella amaba. Al final, no quedamos. Ella no me escribió para concretar y yo tampoco insistí. Llegué a la conclusión de que no puedo hacer nada por ella y que me haría daño verla sabiendo que nuestras interacciones iban a ser falsas y todo lo que dijera lo tenía que meditar y andar con pies con pies de plomo. Lo he asumido. Tiene que ser ella la que se diese cuenta por sí misma. Recuerdo cosas a menudo que me conmueven de gente que he querido y que sigue atrapada. Lloro y voy drenando todos esos residuos de mi pasado.


Hoy tengo claridad de que las sustancias que tomé generan una enorme adicción psicológica. Esas sustancias son la llave que abre la puerta a la “sanación” , te dicen, lo que en realidad es una evasión de la vida y de tus problemas. Los viajes de Ayahuasca por ejemplo cuando son buenos (no siempre lo son) son impresionantes. Y después te recreas en lo vivido y el grupo le da una lectura que se magnifica y se retroalimenta con lo que tu cuentas sobre ti, la música, el discurso que se crea alrededor de la experiencia. Al final tu mente se encierra en sí misma y solo ve el mensaje creado por el grupo de tu proceso de sanación y las medicinas como único camino para alcanzarlo. 

Hoy tengo claridad de que las sustancias que tomé generan una enorme adicción psicológica. Esas sustancias son la llave que abre la puerta a la “sanación” , te dicen, lo que en realidad es una evasión de la vida y de tus problemas.

 

7.- Comprometida con la sensibilización sobre el perverso discurso de la New Age y las sectas  

Necesité 6 meses posteriormente para entender que había estado dentro de una secta. Salí de la secta en octubre de 2018 tras 10 meses dentro.

Volví realmente a mí en octubre del 2019, tras 10 meses de terapia. Fueron unos meses muy difíciles que hoy en día me cuesta poner en palabras, era como estar en una especie de limbo mental, en el aire, porque es poco a poco que las partes de quien uno realmente es, de su verdadera personalidad van volviendo y reintegrándose. Es una inseguridad grande en cuanto a la propia identidad, los pensamientos, la manera de ver y sentir las cosas, dudas de todo, no sabes qué tanto es genuino y qué tanto no, te cuestionas cómo deberías ver las cosas, cómo se sentía ser uno mismo antes de eso. Al final, es doloroso y complejo ya que el velo que habían tergiversado la realidad por tanto tiempo va cayendo, y cuesta reaprender a relacionarte con la realidad tal como es, y de una forma sana, sin los pasados delirios a los que antes uno se aferraba. Empecé a ver a mis amigos de antes, a conocer a gente nueva, a conectar con los hombres, a descubrir nuevos hobbies como tocar la guitarra, pintar etc. Por fin me siento yo. Me fui de mí misma para volver a mí …

Al principio me sentía insegura sobre compartir mi testimonio por las posibles represalias o reacciones hacia mí de dentro y fuera de IM. Hoy me siento fuerte y me da igual decirlo a la cara al que haga falta. Actualmente me mueve el compromiso de sensibilizar a la sociedad sobre los peligros de las sectas y de su discurso perverso, el discurso de la New Age que, aunque no esté ligado a un grupo sectario es nocivo en sí mismo porque confunde y despersonaliza al individuo. La Nueva Era lo mete todo en un cajón de sastre. La sociedad está normalizando un discurso, un sistema de creencias totalmente delirante y muy peligroso. Es una locura y hay que pararlo. Siento mucha impotencia ante las prácticas e ideas, que yo absorbí y validé sin darme cuenta, que se enmarcan en la persuasión coercitiva. Si no hubiera pasado por esta terrible experiencia no lo hubiera tomado serio y hubiera minusvalorado la gravedad de este fenómeno que está cada vez más extendido en nuestra sociedad.  Estoy actualmente en formación y colaborando con mi testimonio allí donde se me solicite. Cuando acabe mi máster actual empezaré otro en psicología clínica. He decidido dedicarme profesionalmente a sensibilizar para mitigar el daño causado por este tipo de grupos y el sistema de creencias del que se sirven para destruir el verdadero alma de las personas convirtiéndolas en zombies, seres moribundos y fácilmente manipulables por gurús narcisistas sin escrúpulos.

Me mueve el compromiso de sensibilizar a la sociedad sobre los peligros de las sectas y de su discurso perverso, el discurso de la New Age, que es nocivo en sí mismo porque confunde y despersonaliza al individuo.

Nota de la redacción:

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No hace falta que te identifiques. También si necesitaras ayuda terapéutica te derivaríamos a profesionales de referencia de RedUNE

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